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Hace unos meses, me encontraba de vacaciones junto a mi mujer en Grecia. Hicimos una parada en la maravillosa ciudad de Atenas, y nos fuimos a comer a un rinconcito debajo de la Acrópolis.

 

Nos sentamos junto a una mesa, de una pareja joven con su hijo de unos ocho o quizás nueve años aproximadamente y me quede sumamente asombrado, de ver a estos padres, completamente aislados de su hijo. El niño estuvo abstraído todo lo que duro el almuerzo, solo sacando la vista de la pantalla unos pocos segundos, para tomar el vaso y beber, volviendo a fijar la mirada, mudo, inmerso en aquello que posaba frente a él en la pantalla. De vez en cuando, la madre le pedía al niño que comiera, y éste, sin siquiera mirarla, con un movimiento rápido, tomaba un trozo de comida y volvía a centrar todo su interés en esos cuatro márgenes de la pantalla que tenía frente a él. 

Enseñar a nuestros hijos a socializar, a conversar y a compartir el momento que se está reunido, es la función principal de los padres. 
Esta imagen, aquellos que me leen, es posible que la hayan visto frecuentemente. Ya la hemos naturalizado. 

Estamos cada vez más desconectados de este mundo físico, de nuestros afectos, de todo posible encuentro entre los seres humanos. 
Entiendo que la tecnología es parte de nuestra vida, pero si no regulamos el uso en nuestros niños y jóvenes, las consecuencias las tendremos a corto plazo, ya que las pantallas secuestran todo aquello con lo cual el niño necesita estar relacionando, moverse, jugar, interactuar con sus padres y otros niños, y fundamentalmente con el medio que los rodea.

Por último, el problema no es la tecnología, ni aquel aparato que nos acerca a internet, ni los niños, sino, que el problema radica en los adultos, que tenemos en nuestro fuero interno esta costumbre adquirida de vivir cada vez más desconectados y aislados hasta de nuestros mas queridos afectos. 
Reflexionemos por favor !!!!

Tomemos conciencia, dejemos las pantallas fuera y busquemos compartir e interactuar con nuestros hijos, nuestras parejas, y con el mundo que nos rodea.

Autor: Juan Facundo Cincunegui
Director Ejecutivo del Programa CHOICE Counseling